Poema publicado en la revista letralibre
Dedicado a todos los sanitarios que luchan contra la pandemia covid-19
Tu soplo en mi conciencia, y habré creado este universo
Poema publicado en la revista letralibre
Dedicado a todos los sanitarios que luchan contra la pandemia covid-19
Un bote de cerveza,
si lo ves simplemente,
después de ser doblado y consumido,
pudiera ser solo una lata
sin más fin que caer en la apatía
del frío reciclaje.
Pero si es, en concreto,
de Estrella de Levante,
su típico color, verde oliva,
y sus clásicas letras,
hacen que sea un objeto
que pudiera evocarnos un recuerdo
muy cotidiano en nuestra tierra.
Pero tal vez sea el efecto
de la dulce cebada,
y no los atributos del envase,
lo que me llama la atención
cuando la tengo entre mis manos,
y, cual perro de Pavlov,
asocio, por un simple conductismo,
el objeto y el deseo.
Aunque no es este caso
el que os vengo a contar en estas líneas.
Encerrado sine die,
por avatares del destino
que todos conocemos,
lata en mano, mirada soñolienta,
no ha sido el tacto del objeto
ni su diseño familiar,
siquiera ese sabor reconocible
o el paladar acostumbrado
lo que viene a mi mente
cuando cojo la lata en la despensa.
Ha sido un pensamiento
sobre aquellos recuerdos
-los eternos amigos, la familia-
y, a veces, solamente,
el silencio interior en cualquier plaza
mientras el bullicioso trajín a nuestro lado
de tantos viandantes
apenas importaba.
Y la melancolía se hace dueña
del pálido momento
en que un envase de hojalata
deja de ser un simple objeto,
y se transforma, por extraño
que pueda parecer,
en un cuenco sagrado,
en un reducto mítico
que ni el peso insoportable
de estas cuatro paredes,
ni el tacto gélido del vaso
que ahora con fuerza sostenemos,
podrán jamás arrebatarnos.
La ducha rutinaria,
si vuelvo del trabajo,
es una impuesta obligación,
por culpa de un mal virus, infecto y malicioso,
tan puto y miserable
que me hace no abrazar a quien me espera
al regreso del duro cometido.
Este virus ,que todo lo hace suyo,
los besos, las misivas,
la ciencia o los poemas,
ha de ser bien lavado, de forma escrupulosa,
para borrar sus huellas invisibles.
Y estando aquí desnudo,
de pie, bajo la ducha,
el agua se transforma
en un prodigio milagroso
que arrastra todo aquello
tocado por su mísera envoltura:
-Los muertos que se marchan sin los suyos,
sin abrazo, sin dulce despedida,
los enfermos que luchan sin descanso,
y todo aquel que sufre
y yo no puedo sustentar,
se pierde junto a él por el desagüe-.
Y voy quedando solo,
tranquilo, ya en mi calma,
lavando las heridas
tocadas por el virus,
tan limpio y tan absorto de mi mismo
que mi carga se diluye,
aguas abajo de esta ducha,
y alcanzo la pobreza necesaria
para hallar en mi nada
el oculto valor de cada vida.
Preguntas
¿Somos la chispa del Big-Bang
o el eco inmaterial de su estallido?
¿La sustancia inflamable que trasciende
más allá del confín de las estrellas,
o tan solo el reflejo que traslucen
a través del vacío inescrutable?
¿Qué somos? -Me pregunto-:
¿la luz o su destello?
Hay una luz más profunda que la luz
enhebrando el cristal de la mañana
con un destello puro y lacerante,
aunque es de noche.
Yo sé de donde brota
y puedo ver su oculta claridad
en las negras pupilas de los hombres,
aunque es de noche.
Y aunque la hallo en cada rostro
no puedo contenerla,
irradia más allá de mi domino,
aunque es de noche.
Es tan pura la fuente donde mana
que solo puedo explicar lo que no entiendo
que esta llama tan viva nunca cesa,
aunque es de noche.
Y esta luz que se ofrece desde el fondo
solo busca prender en cada hombre
con el claro fulgor de su misterio,
aunque es de noche.
Pues rompe la razón de lo esperado,
penetra en la pupila de los hombres
y atiza un chispazo de esperanza,
aunque es de noche.
Yo solo soy la lente para el ojo
que os trasmite la luz como la observa
desde el mismo epicentro de su llama,
aunque es de noche.
Inspirado en la canción de Rosalía
El problema, en sí mismo, no es la vida.
La vida es sin nosotros;
se forma más allá de nuestras manos
y no precisa de su impulso
para prender la luz de la mañana.
La vida nos desborda
cuando queremos contenerla
en la concisa piel de nuestro tacto,
igual que se diluye
la gota incontenible del océano
cuando quiero encerrar toda su esencia
en la mano inocente de mi hijo.
Pero a pesar de su misterio,
a veces, por sorpresa,
como un ave delicada,
se posa en el papel
siguiendo el leve rastro de mi pluma.
Ahí es donde he logrado percibir,
tras el nítido reflejo de una imagen
que se forma sencilla sobre un folio,
el rostro verdadero de la vida,
el impulso creador que la sustenta
y la fuerza invisible de sus manos.
Beso
Medimos cada beso.
Lo usamos como arma arrojadiza,
como aguja en lugar de como hilo.
No suponen el logro del amor:
-Es solo la demanda del afecto
la que ofrecen si son en la mejilla-.
No buscan la caricia de otra fiebre
que humedezca las lágrimas o el iris.
Pues no hay obsequio sino súplica
que espera en su cinismo
la réplica distante
de otro labio sin pulso ni cadencia.
XV
Nacimos para ser sin haber sido,
vivimos con la sed de no haber muerto,
morimos con la fe de haber vivido.