Beso
Medimos cada beso.
Lo usamos como arma arrojadiza,
como aguja en lugar de como hilo.
No suponen el logro del amor:
-Es solo la demanda del afecto
la que ofrecen si son en la mejilla-.
No buscan la caricia de otra fiebre
que humedezca las lágrimas o el iris.
Pues no hay obsequio sino súplica
que espera en su cinismo
la réplica distante
de otro labio sin pulso ni cadencia.