Heraldos
Aquellas nubes vienen desde el mar;
en sus contornos llevan la transparencia,
la luz rosiplata con que hilan las sirenas.
Aquellas nubes sobre las difusas montañas
son heraldos de azules horizontes móviles
por donde algún día avanzaré
sobre inseguras tablas
hasta la tierra donde los sueños y la realidad
aún confunden sus límites.
Aquellas nubes ágiles como gaviotas
guardan la música de los hexámeros homéricos,
penetran por mis ojos tal espuma en la arena,
aroman de sal y yodo mi sangre.
Aquellas nubes frágiles como flores de azahar…
Salgo a su encuentro con la emoción
de quien recibe a una doncella hermosa
en ledos esponsales.
ARCO DE ROSALES. Fernando de Villena